Gabriel Rodríguez para www.contrapunto.com
No creo que para el norteamericano promedio que le guste el beisbol vaya a ser demasiado importante el retiro de Bob Abreu. Además, en un año dónde se despiden Paul Konerko con los Medias Blancas de Chicago y Derek Jeter con los Yanquis de Nueva York, no me parecería raro que incluso algún venezolano pase por debajo de la mesa el retiro del "comedulce".
Los últimos años de Abreu han sido demasiado injustos con lo que significa su carrera. La estrella de los Filis de Filadelfia entre finales de los 90 y comienzos de milenio hoy aplaude cualquier esporádica oportunidad como bateador emergente en uno de los equipos menos competitivos de las mayores: Los Mets de Nueva York.
Su estatus, ese que lo llevó a conseguir un contrato de cinco años y 64 millones de dólares con los Filis de Filadelfia (aunque pasó los últimos dos en los Yanquis de Nueva York), y que fue tan importante como para ser el único pelotero en todas las Grandes Ligas en jugar 162 partidos en las temporadas de 2001 y 2005, ahora ve reducido su tiempo de juego a 77 partidos en 2014 (28 como titular). Sí, es momento de retirarse. Quizás, dirán algunos, debió hacerlo cuando los Angelinos de Los Ángeles le quitaron la titularidad en 2012, pero quiénes son para juzgar su deseo de continuar.
Sus 18 temporadas en Grandes Ligas van mucho más allá de jugar en tripe A en 2012 y 2014 (no jugó en 2013). No tiene los seis Juegos de Estrellas de Konerko, pero en los mismas 18 temporadas lo supera en promedio vitalicio (.291 vs .279), además de tener un Guante de Oro y un Bate de Plata, cosa que nunca conoció Konerko. Mucho menos tiene las estadísticas abismales de Jeter, pero es uno de los 60 peloteros en la historia del beisbol en lograr al menos 30 jonrones y robar al menos 30 almohadillas, algo que Jeter no hizo.
Abreu ha sido el pelotero más completo dentro de la historia de los venezolanos en las mayores (quizás Carlos González sea el segundo). Es el único, evidentemente, integrante del club del 30-30. Es el líder en dobles entre los criollos (574), también lo es en carreras anotadas (1453) y es uno de los tres venezolanos con 400 o más bases robadas en el mejor beisbol del mundo (400). Por supuesto, es el único criollo con más de doscientos jonrones (288) y al menos cuatrocientas estafas.
Esto sin mencionar la histórica participación del maracayero en el Derby de Jonrones del 2005. En ese año, Abreu implantó el récord de más cuadrangulares conectados en ese evento con 41 y en la primera ronda sonó 24 (también fue récord hasta que Josh Hamilton dio 28 en 2008).
La historia no recordará a Abreu como parte de la élite de las mayores. Su nombre en las papeletas para el salón de la fama seguramente quedarán bajo la sombra de Jeter dentro de cinco años, pero la verdad es que para nosotros, Abreu fue el primer pelotero todo terreno que jugó en Grandes Ligas. Un jugador con poder, velocidad, defensa aceptable y sobre todo mucha paciencia en el plato (es el segundo mejor registro de boletos de los Filis de Filadelfia con 947, es líder entre los venezolanos con 1475 y fue hasta hoy el pelotero activo con más pasaportes).
Abreu se retira sin muchos aspavientos. Ningún equipo lo homenajeó antes de cada visita de los Mets de Nueva York. No hubo placa, no hubo ovaciones. Sólo una rueda de prensa en la cual dijo: "Me siento feliz y satisfecho con mi carrera". Y sí, tiene muchos motivos para estarlo. Faltará saber cuánto tiempo más podrá o querrá jugar en Venezuela. Y ojalá su retiro definitivo acá no pase por debajo de la mesa.
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