Profunda decepción.
Todos los que admiramos, disfrutamos y amamos al beisbol vamos perdiendo cada día la confianza en los hombres que, a simple vista, están sobresaliendo en este hermoso deporte. Uno a uno van cayendo ante nuestras caras, inmóviles e inertes, producto de un shock que se propaga como la peor de las plagas por toda la geografía que el diamante puede contemplar.
Barry Bonds, Sammy Sosa, Alex Rodríguez y Manny Ramírez, son algunos de los peloteros más influyentes que han salido a relucir en esta impactante lista, que aunque misteriosamente sospechosa, da muestra de una enfermiza realidad que mantiene en eterno cuestionamiento al mundo del beisbol.
Al principio de esta temporada, en los juegos de preparación, un emblemático toletero de la República Dominicana y figura principal de los Medias Rojas de Boston declaró ante algunos periodistas que estos peloteros deberían, no solo ser sancionados por haber dado positivo en las pruebas anti dopaje, sino ser “expulsados del beisbol” haciendo gala de una valiente perspectiva de honor y juego limpio. Sin embargo, este jueves el New York Times desveló otro nombre, el de dicho jugador de Boston. David Ortiz también está manchado de negro por esta terrible lista.
Por otra parte, noto con preocupación que el fanático en los Estados Unidos se está acostumbrando a estos errores humanos y los está aceptando como algo cotidiano. Fue impresionante como los fanáticos en Los Ángeles destruían a David Beckham por haber jugado en el AC Milán y aplaudían o veneraban a una persona que hizo trampa como Manny Ramírez
¿Cuál es la solución a este problema?
No es una respuesta sencilla, pero un buen paso sería hacer pública esas listas que guardan celosamente las autoridades norteamericanas y establecer una sanción realmente drástica e imponente para todos los peloteros involucrados. Más allá de eso, la tristeza que causa la decepción en lo seres humanos, se apodera de quienes crecimos admirando a nuestros ídolos y que ahora vemos como cada uno de ellos caen como piezas de dominó.
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