13 oct 2018

¡Beisbol, viejo amigo!

¡Hola! Veo que estás bien, y eso me alegra un montón. Sé que estás golpeado por la situación, pero sigues en pie y eso me satisface. Eres otro venezolano más sobreviviendo, aunque sabemos que la mayoría está peor que tú.

Hoy te escribo ya no por nostalgia -aunque siempre habrá de eso cuando se trata de ti-, ni por tristeza, ni por rabia. Hoy te escribo feliz por recordarte. Cada minuto alejado de ti ha sido para crecer y mejorar como ciudadano, como persona y como parte de una familia.

Ha valido la pena. No te voy a engañar. La distancia y el sacrificio de dejarte allá no ha sido en vano. Eso no quiere decir que no extrañe tus desveladas, tus madrugones, la corredera, la viajadera, el mal comer y el cansancio. Aunque ahora me canso más, parece mentira. Supongo que haciendo lo que amas, el cansancio es como más sabroso.

Sobre todo extraño las historias que contábamos juntos. Verlas de primera mano y aprender a contarlas contigo era algo indescriptible. Las de Barquisimeto, las de Puerto La Cruz, Maracay, Valencia o las de Caracas. Daba igual el lugar, todas eran únicas y llenas de pasión.

Te cuento que por aquí está todo bien. Tenemos lo necesario para estar tranquilos. Victoria y yo tuvimos una hija. Se llama Helena y es Hermosa. No sé si llegue a conocerte algún día, pero le hablo mucho de ti, de eso puedes estar seguro. Y tampoco sé si le vayan a gustar tanto las historias como a nosotros, pero yo cada vez que pueda le trataré de mostrar lo bueno de contarlas. En eso estoy ahora, viviendo a mi familia a plenitud.

Sigo contando historias. No tantas como quisiera ni mucho menos de la manera que quisiera, como tú y yo sabíamos hacerlo, ¿Sabes? No son ni mejores ni peores, son solo distintas y esto está bien.

Por ti no me preocupo. A pesar de que muchos de nosotros estamos lejos, aún te queda Humberto, Valmore o Andriw, por ejemplo, que te van a tratar como te mereces. De eso no tengo ninguna duda.

Te prometo que no te perderé la pista, aunque ya sabrás que los horarios europeos complican un poco todo. Espero que, como todos los años, tengas una gran temporada y que las historias que cuentes sean positivas y enriquecedoras para todos.

Me despido con todo mi cariño para ti y con la certeza de que tanto tú como yo estaremos bien.

Un fuerte abrazo, amigo mío.

Gabriel.


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