Otra verdad incómoda

Otra verdad incómoda

Gabriel Rodríguez

Es frustrante, es desesperante y bastante triste la relación que hay entre las autoridades y el deporte universitario. Un mundo aparte, humillado y burlado por parte de los directivos de esta universidad, que depende de limosnas que generalmente no llegan.

Es triste sentir que el símbolo que une a los que estudiamos en la UCV sea que en cada escuela, en cada dependencia universitaria, solo reina la desidia, la ineptitud y la poca diligencia. Una vez dije que el deporte ucevista estaba en un escalón muy bajo entre las prioridades de quienes dirigen esta universidad, ahora estoy claro que ni siquiera está en un escalón. Tenemos una dirección de deportes que no promueve ni estimula las prácticas deportivas, tenemos un equipo de prensa deportiva que muestra parcialmente las actividades, realmente la muy escueta prensa institucionalista que practican en la dirección de deportes es una mofa para los que en realidad hacen deporte de alto rendimiento en las distintas disciplinas.

Para el pasado jueves 10 de junio se había pautado una plenaria donde asistirían los representantes de las disciplinas deportivas y la Rectora Cecilia García Arocha. Se suspendió la reunión porque “casualmente” había el acto de grado de la escuela de Derecho. Esa mañana, en la dirección de deportes no se acercó nadie a dar la cara por el rectorado pidiendo disculpas. Del otro lado, representantes deportivos que viajaron desde Aragua a esta plenaria, solo se quedaron estupefactos y frustrados, “no ha pasado nada”.

Esta BURLA descarada por parte del rectorado se ha hecho evidente, por ejemplo, con el UCV FC. La gerencia del club se reúne un día con Oswaldo Vizcarrondo (representante del rectorado), quien les dice que todo está bien, que el equipo seguirá, y el día siguiente, en otra reunión, esta vez con el director de deportes, les dicen que no siguen. Un tira y encoge que va desgastando las ganas y la motivación de quienes luchan por este equipo.

Finalmente el equipo de segunda división no seguirá la próxima campaña, esto según su Gerente, José Manuel Bello, quien con mucha rabia y decepción solo espera salir lo más pronto posible de la organización deportiva universitaria.

Y no es solo el deporte rey, resulta inaudito aceptar que el club de Kickingbol no tenga espacio físico en el campus universitario. Se rebuscan para entrenar y los implementos deportivos son resguardados en la maleta del carro de su entrenador.

Bien lo dijo el profesor Carlos, encargado de la natación, “hay un secuestro de las instalaciones”, haciendo referencia a que las gradas de las piscinas permanecen cerradas gran parte del dia. Pero no solo las piscinas, el Estadio Olímpico Universitario tampoco es abierto al público estudiantil. A Héctor Castillo, profesor de Fotografía Deportiva en la Escuela de Comunicación Social, le negaron el ingreso a las instalaciones para realizar prácticas en estas instalaciones deportivas.

Claramente la universidad carece de una política deportiva. No es deficiente, no es poco funcional, sencillamente no existe. Estamos en presencia de una hipocresía cada vez mayor. Directivos que pregonan amor por la UCV mientras que internamente nos estamos derrumbando. Estudiantes que viven en un mundo aislado en el cual solo importa ir a los salones y devolverse. Integrantes de la comunidad universitaria que con su apatía y su displicencia corroen las bases para la hermandad y la unión ucevista.

Estamos divorciados. El deporte no sabe nada de la cultura, la cultura no sabe nada de la investigación y las autoridades, al parecer, no saben nada de nada.

“La casa que vence las sombras”, bah! Falsedad, hipocresía y desidia… Seguimos en las sombras, hundidos y sumidos en ella, sin una salida, al menos cercana. ¿Corrupción?, ¿malversación de fondos?, ¿Robo?, no lo sé, lo que sí es seguro es que, en este momento, somos una casa de estudios en decadencia donde la burocracia se carcome a las ganas y el amor ucevista.